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                                                        FLACIDEZ MUSCULAR



Hacia los 40, los malos hábitos empiezan a pasar factura. Y la situación empeora si se lleva una vida sedentaria: el cuerpo puede llegar a perder en torno a medio kilo de masa muscular cada año. El motivo es que la síntesis proteica se ralentiza y se hace más lenta que la degradación. Además, la capacidad de recuperación es menor, por lo que somos más susceptibles a lesiones.

Pero se puede frenar este deterioro con ejercicios como los que se comentan a continuación.

La pérdida de músculo comienza a los 40, pero si no se hace nada para frenarla, esta reducción se agrava y puede implicar que a los 70 años solo conserve el 50 % del músculo que solía tener

La situación de los músculos no es mejor, si se acerca a los 50, 60 o ha pasado la franja de los 70.

"La pérdida muscular es un rasgo natural del envejecimiento. A medida que nos hacemos mayores, cambia la composición del cuerpo, este pierde masa muscular y aumenta su porcentaje de grasa".

La explicación se llama sarcopenia, una condición que padecen muchas personas pasados los 50 y que implica la pérdida de masa muscular de forma aguda y acelerada. Aunque el deterioro de músculo comienza alrededor de los 40, si no hace nada para frenarlo, la situación se agrava y puede ocasionar que a los 70 años solo conserve el 50 % del músculo que solía tener cuando era joven. Y si usted se pregunta qué es lo que reemplaza al músculo, sepa que su lugar será ocupado por grasa (tejido adiposo) y fibra. Esta combinación da un aspecto de carne de aspecto caído, descolgado y flojo.

Para entendernos, la sarcopenia es a los músculos lo que la osteoporosis es a los huesos. Esta condición afecta al 13 % de las personas con 60 años y casi a la mitad de quienes han cumplido los 80, según un estudio realizado por la Universidad de Oxford (Reino Unido). Pero en la pérdida muscular también influye mucho el estilo de vida: "Quien no hace ejercicio físico y lleva una vida sedentaria tiene mayor riesgo de perder músculo".

El problema, comentan los expertos, es que la sarcopenia también es una de las principales causas de pérdida funcional de la independencia en las personas mayores. Resulta que la pérdida muscular no solo debilita el cuerpo, sino que también incrementa el riesgo de sufrir una fractura y aumenta la fatiga crónica.

No todo está perdido... si hace ejercicio o tratamientos como la electroestimulación muscular

Pero no todo está perdido. Los especialistas recuerdan que las personas que se cuidan llegan y transitan por la madurez mejores equipados, pese a que es natural que el cuerpo empiece a mostrar signos de envejecimiento. Según un informe de la editorial McGraw-Hill Education, los cambios fisiológicos que sufre el cuerpo a partir de esa edad son numerosos: entre otras cosas, pierde masa muscular, gana en tejido adiposo, se cansa más, tiene menos fuerza muscular, la piel pierde elasticidad y la consecuente aparición de arrugas se hace patente.

Pese a que la pérdida de masa muscular es un proceso irremediable a partir de los 40, un extenso estudio publicado en Cell Metabolism apunta que el ejercicio físico es clave para recuperar o mantener la fuerza en los músculos e incluso concluye que "ciertos programas de ejercicios rutinarios pueden revertir, en parte, el daño que los años provocan en nuestras células y músculos".

Está demostrado que la sarcopenia empeora con el desuso del músculo, por lo que una vida sedentaria conlleva una mayor y más rápida pérdida de masa muscular. Y el tipo de ejercicio más beneficioso para contrarrestar esta pérdida, dicen los expertos, son los ejercicios de resistencia o potenciación muscular.

Ejercicios para recuperar los músculos El ejercicio físico también es básico para prevenir y reducir la pérdida de músculo. "La recomendación es caminar unos 15 minutos al día a paso enérgico, rápido", señala López Mongil. Pero cualquier actividad diaria, incluidas tareas domésticas como pasar la escoba o limpiar el polvo, ayudan y suman.

Y si usted, además del paseo vigoroso, practica un ejercicio aeróbico, como nadar o hacer bicicleta, pues mejor que mejor. También para prevenir la sarcopenia, se recomienda de forma especial el baile. "Bailando movemos todos los músculos del cuerpo y, además, trabajamos la flexibilidad".

Otra forma sencilla de fortalecer el músculo es, quien pueda, levantar pesas, con máquinas de resistencia o utilizando bandas elásticas. Estos ejercicios no solo aumentan la masa y la potencia muscular, sino que mejoran otros aspectos como el equilibrio, la capacidad aeróbica o la flexibilidad. La recomendación es realizar estos ejercicios con pesas entre dos y tres días a la semana, en series de 8 a 12 repeticiones cada una, y entre una y tres veces cada serie. Los movimientos tienen que hacerse lentamente y el aumento de intensidad debe ser progresivo para evitar lesiones. Este tipo de entrenamiento debe ser supervisado por un especialista o entrenador.

Por último podemos ganar fuerza muscular con determinados tratamientos como la electroestimulación muscular .

El programa a realizar va a ser determinado luego de un diagnostico con el especialista.

Proteínas para alimentar el músculo

Tomar proteínas es esencial para cuidar la masa muscular. La Sociedad Española de Geriatría y Gerontología recomienda a partir de los 50 años ingerir entre 1,0 y 1,2 gramos de proteína diarios por cada kilo de peso, pero nunca pasarse de los 1,6 gramos por kilo, ya que un exceso de proteínas puede implicar un problema para los riñones.
Soluciones además del ejercicio o que reemplacen el mismo




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Flacidez Cutánea:



¿Qué es la flacidez?

Es la pérdida de firmeza de la piel debido a la disminución o debilidad de los tejidos de sostén, el colágeno y la elastina.


¿Cuáles son las zonas frecuentes en las que aparece?

Su localización más frecuente es en las zonas del rostro (papada y caída en ángulo mandibular o párpados), en la cara interna de los muslos, la cara interna de los brazos, el abdomen y los glúteos


¿Cuáles son las causas determinantes de su aparición?

Existen diversas causas: una de las más frecuentes es el paso del tiempo. Las proteínas que mantienen la piel firme y adherida sobre los músculos van perdiendo eficacia con el paso de los años.

A su vez, existen causas asociadas a la obesidad, los embarazos (especialmente la multiparidad, un exceso de distensión abdominal por sobrepeso o un embarazo múltiple), el adelgazamiento brusco o los cambios reiterados de peso, una alimentación pobre en proteínas, un exceso de glúcidos y harinas, el sedentarismo y la exposición exagerada al sol.


¿Cómo podemos prevenir su aparición

Para retardar su aparición conveniente tener en cuenta el estilo de vida que llevamos y cuales son nuestros hábitos de consumo.

Es importante reconocer tempranamente y actuar sobre determinados hábitos que impactan en la aparición de la flacidez. Una alimentación excesiva en grasas, la presencia de toxinas y el sedentarismo deben evitarse.


Por lo tanto, una buena prevención es tomar dos litros de agua por día, realizar una dieta rica en proteínas y rica en frutas y vegetales verdes. También hay que dejar de lado el cigarrillo.

Practicar actividad física es el mejor de los tratamientos para combatir tempranamente la flacidez, en particular todos aquellos ejercicios que impliquen un trabajo localizado. Por último, es conveniente tener cuidado de una sobreexposición al sol, muchas veces produciendo un agravamiento ya que los rayos solares van deteriorando a la colágena y la elastina, propiciando la aparición de flacidez, arrugas y manchas en la piel.



¿Qué variedad de tratamientos existen?

Existe una gran variedad de tratamientos, pero debemos apuntar principalmente a las causas que la producen y luego a la parte estética. Por eso, siempre es bueno empezar por casa y modificar nuestros hábitos.

Pero es cierto que también hay otros factores que deben ser tratados con un diagnóstico adecuado. Realizar una buena anamnesis de la persona, es decir interrogar sobre todos los aspectos que puedan influir sobre la persistencia de la flacidez, tales como los factores hereditarios, la dieta, la actividad física, los hábitos, el tabaquismo y tratamientos anteriores.

Sin duda, el éxito de los resultados estará dado por la selección de tratamientos combinados, el compromiso del paciente para realizarlo de la mano de una modificación de aquellos hábitos que favorece su aparición.

Tratamientos:

-Cremas tonificantes. Si bien no producen milagros ni la erradica definitivamente, su buen uso trae para la paciente buenos resultados.

-Radiofrecuencia.

Apoyo domiciliario: Un buen tratamiento reafirmante corporal o facial debe contener principios activos que mitiguen la pérdida de tensión en la epidermis, la regeneren y estimulen la producción de elastina y colágeno como, por ejemplo: ácido salicílico, ácido glicólico, ácido hialurónico, centella asiática, ácido cítrico, ácido láctico, algas, vitaminas A, C y E, té verde, cafeína, coenzima Q10, entre otros

















Flacidez Abdominal:




Flacidez Brazos :








Flacidez Rostro:





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